Todo lo que se necesita es saber sobre el cultivo de árboles frutales.
No comer comida muerta ni tomar decisiones respecto a la
vida de otros.
Si crías animales que sea para el aprovechamiento de su
lana, de su leche, etc.
Come los frutos de los árboles, el grano y las hierbas del
campo, la leche de los animales*, y la miel de las abejas.
El alimento ha de estar a la temperatura de tu cuerpo, o a
la temperatura que toma exponiéndolo al sol. No comas alimentos quemados,
helados o descompuestos pues quemarán, helarán y corromperán también vuestro
cuerpo.
Come todo tal como se halle en la mesa de la Madre Tierra.
No cocinéis ni mezcléis todas las cosas unas con otras, o vuestros intestinos
se convertirán en ciénagas humeantes. (…) Contentaos con dos o tres tipos de
alimento… si mezcláis en vuestro cuerpo todo tipo de alimentos, entonces cesará
la paz en vuestro cuerpo y se desatará en vosotros una guerra
interminable.
No comáis hasta no poder más...tomad cuenta de cuanto hayáis
comido cuando os sintáis saciados y reduce esa cantidad a menos de 1/3 de ello.
No obstaculicéis el trabajo del metabolismo comiendo
demasiado a menudo… quien come más de dos veces diarias descompone la química
de su cuerpo. Comed tan sólo cuando el sol esté en lo más alto de los cielos, y
de nuevo cuando se ponga.
Cuando comas hazlo con serenidad, con tiempo, en un ambiente
relajado y en buena compañía.
Mastica bien y come lentamente.
Cuanto coméis con tristeza, con ira o sin deseo, se
convierte en veneno en vuestro cuerpo. Nunca comas sin apetito.
Cada siete días haz un ayuno.
*NOTA: cuando habla de “leche” se refiere a una sustancia
que muy pocas personas conocen hoy en día: leche fresca y cruda (no
pasteurizada), producida por vacas que no conocían de hormonas artificiales ni
antibióticos, y para consumirla sólo en una determinada época del año (no
diariamente), cuando las vacas se alimentan de pastos frescos.
Las semillas germinadas son el alimento correcto.