viernes, 25 de mayo de 2012

Agricultura artesanal: los cultivos rotativos

Aunque se utilicen fertilizantes, si no se hacen cultivos rotativos el suelo se agota. Los cultivos rotativos consisten en cambiar lo que se cultiva cada vez, para no agotar el suelo. Este sistema de agricultura resulta muy productiva en suelos altamente húmedos y catalogados como “pobres”, que abundan en la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN); Nicaragua.

 
Algo novedoso en el sistema de “cultivos rotativos” es que no se practica la quema del terreno cuando se prepara para la siembra. El fuego acaba con las sustancias orgánicas que nutren las plantas, además, representa un peligro para la flora y la fauna. Existe una creencia errónea de que las quemas sirven para matar las malezas y que alejan las plagas, pero la quema es innecesaria. Los “cultivadores rotativos” tienen el cuidado de no sembrar en las faldas de los cerros para evitar la erosión de los suelos. Otra forma de frenar la erosión es creando cortinas rompevientos, esa función le corresponde a los cultivos de papaya y caña de azúcar. No se requiere de mucha mano de obra para el cultivo rotativo. En Sumubila, Nicaragua, existe una finca de ocho hectáreas donde se cultivan granos, frutas, tubérculos y legumbres, durante todo el año; dice su propietario. Dice su propietario, Sr. Alfonso López Lacayo: “Lo primero que hice fue acabar con la maleza y drenar la parcela, luego sembré arroz, que es resistente a la humedad, después introduje maíz y frijoles. Al mismo tiempo sembré quequisque, yuca, plátanos, caña de azúcar, tomates, repollo y papaya; practicamos una agricultura intensiva, sin necesidad de ampliar la frontera agrícola”.
 
 
Aseguró que la clave de su éxito está determinada por el sistema conocido como “cultivos rotativos”. “Después que recojo la cosecha de maíz, inmediatamente limpio la hierba (maleza), después corto la caña del maíz que sirve de abono y luego siembro frijoles”, indicó. Consideró que si hubiera repetido el cultivo de maíz los resultados serían negativos, “por eso es que se tienen que rotar los cultivos y de esa forma se aprovecha la misma parcela todo el año”, explicó el productor. La experiencia permitió comprobar que el trabajo comunitario y familiar es muy efectivo en la agricultura intensiva. Los problemas de plaga son los pulgones, orugas y hormigas herbívoras. Para cuidar y proteger a las plantas de las plagas se las rocía con un liquido que consiste en frutos de paraíso molido, que luego se deja a descomponer. Ese jugo es un tipo de insecticida pero totalmente natural. Otro insecticida natural que se utiliza es el macerado de ajo (ajo molido mezclado con agua). “Las sustancias químicas son tóxicas y a veces causan mayores estragos en la fauna que en las plagas; al mismo tiempo representan un peligro para las fuentes de agua que sirven de abrevadero a los animales y para consumo humano”, indicó el productor. “Al mismo tiempo utilizamos elementos naturales, orgánicos, como el frijol abono, para enriquecer los suelos; los resultados han sido satisfactorios”, resaltó.

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